martes, 23 de noviembre de 2010

Los jóvenes españoles, futuros empresarios, son poco innovadores ¿tienen ellos la culpa?



La Fundación Cotec sigue enviando mensajes a la sociedad con informes en los que analiza la situación presente y el futuro predecible con los datos recogidos. El último publicado lleva el título de “La cultura de la innovación de los jóvenes españoles en el marco europeo”, donde llama la atención sobre su escaso espíritu emprendedor y los factores que lo condicionan, que no son sólo culturales sino también políticos y económicos.
Aunque el momento presente de crisis y paro no es el mejor para abordar situaciones venideras, no es menos cierto que de ésta se saldrá y nos encontraremos con otra situación igual de peliaguda: si nuestros jóvenes son acomodaticios y poco dados a la aventura, ¿quién va a coger las riendas de las empresas en el futuro?

El tema del relevo generacional lleva tiempo planteándose como un problema de primer orden, al que muchas empresas familiares han de enfrentarse tarde o temprano. Las dificultades vienen cuando llega el momento de traspasar el negocio a los que vienen detrás, que a veces ni quieren ni pueden, por carecer de voluntad o preparación.

Los últimos de Europa en creatividad

Pero no toda la carga emprendedora debe recaer sobre los futuros sucesores de empresas. Un país necesita que sus ciudadanos tengan el suficiente empuje y los medios para abrirse camino con nuevas iniciativas que generen riqueza y bienestar, y de paso algo de empleo. Y aquí es donde Cotec enciende las alarmas: nuestros jóvenes son los que tienen menos espíritu innovador de Europa.
El documento se ha realizado observando un total de 57 indicadores, como el informe PISA de educación, los hábitos de lectura, el tiempo de estudio semanal, la tasa de abandono escolar, el número de titulados en áreas técnicas, la formación profesional, la actividad artística y el interés por la ciencia y la tecnología.
La conclusión a la que llega es que España se encuentra en la mayor parte de los casos en la última posición de la Europa de los 15, pero tampoco mejora mucho en comparación con la UE de los 27. Además, como la liberalización política y económica desplegadas en nuestro país tampoco han servido de palanca de cambio cultural, propone un giro en la política educativa y una transformación institucional para que mejore la confianza de los jóvenes.

Emancipación, idiomas y participación en lo público

En su análisis indica que la tasa de fracaso escolar español es de las más altas de Europa, y los individuos que cuentan con educación secundaria superior se han estancado desde 2005 en el 63,5%, mientras que en los países nórdicos se acercan al 90%. La visión conformista de la vida y la excesiva protección familiar de nuestros jóvenes también están detrás de esta falta de interés por cultivarse intelectualmente. Además, la poco valorada formación profesional hace que muchos que podrían cursarla tampoco lo estén haciendo.
La fundación ve necesaria para superar este estancamiento la mejora de las prácticas artísticas sin olvidar las materias técnicas. Ello contribuiría a una formación más global del individuo, pues no todos están capacitados para manejarse adecuadamente en las áreas más prácticas.
En cuanto a la confianza personal y las preferencias por un entorno seguro, apunta a que algunas transformaciones institucionales deberían facilitar un adelantamiento significativo de la edad de emancipación, y aquí tiene mucho que ver el mercado de trabajo y el de la vivienda. Actualmente el sistema hace muy inciertos y largos los primeros años de actividad profesional, por lo que la tendencia es seguir viviendo en la casa de los padres, aspecto que se acrecienta por la propensión a la compra y no al alquiler cuando alguien se plantea independizarse.
Encuentra también un enorme déficit en el conocimiento de idiomas extranjeros, a pesar de la mayor movilidad internacional que nuestros jóvenes pueden permitirse ahora, por lo que el rendimiento cultural que obtienen es más bien escaso. Lo distinto y lo lejano requieren también conocimientos históricos, geográficos y literarios para que sean atractivos, de modo que estas visitas al extranjero podrían ser más enriquecedoras y no meros viajes turísticos.
En el ámbito participativo anota el mal ejemplo que supone haber convertido a los políticos en gentes amparadas por sus aparatos de partido sin tener que responder a sus conciudadanos, lo que provoca un distanciamiento hacia la política y, consecuentemente, que los más validos para servir a la sociedad ni siquiera se lo planteen.

Global Education Forum 2010

Abundando en el tema, el Global Education Forum 2010, celebrado entre el 15 y el 16 de octubre pasados, debatió cómo debía ser el nuevo modelo educativo para responder a los cambios de nuestro tiempo. Muy resumidas, estas son sus conclusiones:
  • Vivimos una revolución social del aprendizaje y el conocimiento sin precedentes
  • El modelo educativo actual está agotado
  • La calidad del sistema educativo compromete la capacidad de innovación y la competitividad de nuestro país
  • España no puede asumir la pérdida del 50% de su talento
  • Tres de cada cuatro niños trabajarán en el futuro en profesiones que aún no existen
  • El aprendizaje desborda las aulas y se produce en cualquier lugar
  • El objeto de la educación en el siglo XXI ha cambiado
En el Forum participaron invitados de la talla de Eduardo PunsetBernardo Hernández(Google) e Ícaro Moyano (Tuenti).

Líderes con formación y visión global

A modo de resumen de todo apuntado, parece que nuestros jóvenes viven una situación complicada para amoldarse profesionalmente a una realidad que desconocen porque nadie les enseña cómo hacerlo. Su mundo protegido choca con la necesidad de aprender otras habilidades a la hora de responsabilizarse de su vida y su destino. Pero nuestra sociedad, nuestra economía y nuestras empresas necesitan líderes, gente competitiva y emprendedora que sepa responder a las necesidades de nuestro tiempo.
Volviendo al título de este post, puede decirse que convendría ir cambiando el modelo educativo para que nuestro país no se quede descolgado y prepararlos para un mercado laboral global muy exigente, pensando en el beneficio que esto supondría para nuestras empresas.

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